Ojalá las movilizaciones no pierdan la brújula y llegue el cansancio tan anhelado por la clase política.
La estrategia es clara: Desgastar y cansar cualquier protesta. Ya sea por los fraudes electorales, ya sea por la guerrilla zapatista, ya sea por los cambios a reglamentos del IPN, ya sea por los paros estudiantiles de cualquier época o por la lucha por que aparezcan con vida los estudiantes normalistas secuestrados por las policías mexicanas.
Para esto, con cada movimiento de protesta se fabrican cargos criminales, obviamente falsos, para detener ya sea por el azar o con instrumentos de inteligencia que señalan a los personajes más activos y combativos, o conscientes y convencidos luchadores por cualquiera de las causas de nuestra historia reciente.
Es pues, la creación de presos políticos, una estrategia de desgaste. Sumerjen a las familias, a los amigos, a los abogados honestos, a las asociaciones en una lucha infértil, larga y cansada, para distraer del objetivo principal.
En algunos casos, los luchadores sociales, han advertido a sus colaboradores, seguidores, compañeros de lucha, que si caen presos no sean dedicadas grandes acciones y esfuerzos para liberarlos, pues justo eso es lo que pretende el poder autoritario. Logran silenciar el discurso principal y generan muchos otros discursos. De tal suerte que hoy se corre el riesgo de que si la principal demanda es EL CAMBIO DE RÉGIMEN POLÍTICO ECONÓMICO, que dio lugar al embate contra las escuelas públicas, léase Normales Rurales o Instituto Politécnico Nacional, con sus lamentables actos de autoridad coludida con el narcotráfico, surgen muchas otras "causas nuevas" como la EXIGENCIA DE LIBERTAD A LOS PRESOS POLÍTICOS.
No se trata de abandonarlos en las crujías, donde son sometidos a tortura para aniquilarles cualquier instinto de rebeldía y rasgo de consciencia, pero si de que los movimientos no quiten por nada el dedo del primer renglón: EL CAMBIO DEL RÉGIMEN POLÍTICO Y ECONÓMICO, que tiene como mecanismos de perpetuación, los instrumentos legaloides de la impunidad y la dilación de los procesos judiciales, además del poder mediático que darán más vista a las protestas por la liberación de los presos que IMAGEN y TIEMPO de TV a las protestas que exigen la renuncia de la actual clase política y las denuncias que salen a la menor provocación sobre sus corruptelas y sus enriquecimientos ilegales.
Tenemos que ir acumulando agravios, eso sí, pero no gastar más energía en la liberación de los presos, sino encausándola hacia la transformación de la realidad social, política y económica de México, que por añadidura, resultará en la excarcelación de dichos presos de consciencia.
Para no variar, la sociedad tiene difícil y larga tarea, y aunque pareciera que el tiempo apremia, pues el 1 de diciembre es el plazo en el que cabría una sucesión presidencial anticipada, es evidente que el actual régimen procurará alargarlo lo más posible, para permanecer no sujetos a un proceso electoral, que en este momento tendría serios costos políticos para él. La estrategia que seguirán será la de confiar en el olvido, y en su defecto, si así lo deciden, sacrificar la presidencia actual, para nombrar una desde el Congreso de la Unión, que sabemos que está perfectamente aceitado y secuestrado en favor de la TVdictadura, en la que son corresponsables la partidocracia y los que hacen los negocios relacionados con el Gobierno de este país.
El panorama es muy negro, pues ya tenemos pruebas de que la TVdictadura hará gala de lo que anunció en la Universidad Iberoamericana, cuando Enrique Peña Nieto, sin recato alguno, alabó y afirmó que seguiría las lecciones de Gustavo Díaz Ordaz, y que en días subsecuentes confirmaron que la Televisión Mexicana, les ayudaría con toda su influencia en la población, para lograr dicho país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario