lunes, 20 de febrero de 2012

Palos y bolitas


¿Cuántas planas hicieron cuando aprendían a escribir? Parece que es una lección universal de caligrafía en el mundo occidental, sin importar la lengua que se hable o escriba, porque quienes utilizan pictogramas tienen una caligrafía más elaborada que nuestros simples palitos y bolitas.

Pues bien, el domingo estuve entre encuerados, o sea, en bolas en una convivencia con mis amigos de G Natura. No conozco el dato de nadie en mi familia que practique el nudismo y si supiera quién, no sabría si podría compartir igual de desinhibido con ellos. Sería utópico el reto de convertirnos en una sociedad donde la desnudez fuera tan aceptada como lo fue en el principio de los tiempos, donde cubrirse sólo fuera una necesidad natural para enfrentar el frío y no una convención social inspirada en la vergüenza tan contada por siglos entre judeocristianos del pecado original.

Claro, seguro por estas ideas me colgaría de las bolas mi Amorsito, que tanto disfruta el World Fashion, pues es su ocupación de vida el diseño de modas y la creación de textiles para cubrirnos con arte y emoción. No tan básico, marxista y naturalista como propone la utopía.

Hay un momento en que bebés y niños nos agarramos los genitales para jugar, disfrutar y porque da comezón. Ya con el tiempo nos reprimen de hacerlo en público, ni siquiera está permitido rascarse, no se diga el mandato social de ocultar una erección y las “porquerías” de masturbarse. Entonces, bajo el pretexto de la desnudez los hombres que nos reunimos, lo hicimos para divertirnos como escuincles, sin toda esa represión.

Luego así, la reunión es para tomar el sol; sin la marca del calzón o de las camisetas; hay comida y bebida, de la que cada quien lleva para compartir; y juegos. Esta vez hubo dos. Meter el palito colgante (como diría de pequeña mi ahijada) en la botella de refresco y el de la Ruleta, con castigos de contacto.

El primero consistía en que dos equipos competirían por meter cada uno su lapicito en el menor tiempo posible, por relevos. Atado a un listón, un lápiz. Con el extremo superior del listón se amarraba al pene o a los huevos (testículos), cada quien sus gustos, sus tamaños y sus habilidades. Con el colgante lápiz cruzar el jardín y llegando a la botella medio vacía, detenerse y evitar que el colgante y los genitales pendulearan para finalmente atinarle a la boca de la botella con el lápiz. Que si de puntitas, que si de cuclillas, que si el viento. Un trinche juego simple y baboso, para carcajearse hasta el ahogo.

En el segundo juego, hacíamos girar la ruleta para conocer el castigo-premio que el azar nos otorgaría. Había beso negro (simulado) con un besito en las nalgas. Estaba el reto de simular lo que representara una atrevida posición sexual. Otra era darse un abrazo cachondo, como el que se dan en las telenovelas de las 6pm William Levy y Kate Del Castillo, pero que hoy muchas personas conservadoras no quieren ver en su cuadra o entre sus familiares. Otro era dar nalgadas, un picorete en la boca o en el pene.

Hasta ahora pienso en la limpieza de los genitales de cada uno. Yo me bañé y es la regla del grupo, aunque no hay nada que lo garantice o lo certifique. Pero también ahora me acuerdo de cuántas veces mi mamá viboreó a algunas de sus primas, o amigas contándome cuán rancias grasas olían sus caras y cabelleras, y que le tocaba olerlas al darles el beso en la mejilla. Pues no me tocó besar penes, si nalgas y bocas. Nadie hizo la osada broma de echarse un pedo en ese momento. Pese a mi inmunidad comprometida, me sentí súper seguro y cómodo. En todo caso era más peligroso el frío del Ajusco para andar encuerado.

Los amigos anfitriones, siempre espléndidos nos acogieron con mucho confort y amenidades, más lo que llevamos. Hubo muchas barrigas llenas de espagueti a la bolognesa, sándwiches de pavo, frijoles refritos, tostadas de tinga, pollo rostizado, empanadas de muchos sabores, arroz con leche, sodas, licores, agua fresca, pastel y café.

También llegó el espíritu de Spencer Tunik, encarnado en un visitante veracruzano que llegó de Puebla disparando su obturador para captar imágenes a diestra y siniestra. Previo permiso de cada quien, puros voluntarios.

Yo no me he gustado y menos encuerado, sin embargo me divierto mucho intentando liberarme de eso. Así que hubo una espectacular sesión de fotos en un patio con aire colonial, junto a una nopalera en la que estando en cuatro patas simulaba que iba a morder una tuna en la penca. En esas andaba, en otra pose señalando una mosca que vi cruzada por una espina del nopal, muy raro imaginar cómo es que llegó volando a ¿suicidarse?, o no vio la espina… Pues otro tan pendejo como la mosca vio perforada la yema de un dedo. No me di cuenta ni cómo me espiné.

La última parte de la reunión fueron charlas distintas de cómo es que llegamos a la práctica del nudismo y a G Natura. Que si la sociedad conservadora y represiva. Que si la búsqueda de la libertad de los hombres gay, que si somos ultradiscriminadores entre nosotros. Este mar de temas revela cuánto nos hace falta de información y de formación a los hombres gay para construir un modelo de vida constructivo, participativo y que generara también información hacia fuera de lo que somos, de cómo vivimos y de qué sentimos.

En la sociedad existen muchos estereotipos, clichés, fantasías, leyendas de las formas de vivir y de relacionarse de los hombres gay, que tienen cierta realidad, cierto trasfondo, en donde casos aislados son generalizados y que sólo a nosotros nos tocará revertir, transformar, educar, aprender.

Curiosamente el closet o el armario, en el que algunas personas quisieran que viviéramos los hombres gay; y por lo tanto, algunos hombres gay de esas familias se acogen y someten; tiene mucho que ver en el factor detonante de las conductas destructivas, de doble moral, de hipocresía que vulneran la dignidad de la persona.

Encuerarme en el Ajusco y tomar el sol, me dejó una quemada en la piel por no utilizar el correcto bloqueador, y un golpe de fiebre por la noche con una tos exacerbada por la deshidratación. Pero lo divertido, nadie me lo quita. Ya estoy vestido, medicado y escribiendo para mi y todos ustedes.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Sin nunca haber entrado a un cuarto oscuro


Hoy vivo distintas circunstancias de las que tenía hasta hace unos meses. Hoy también recibí tres videos, no nuevos para mí, con la reflexión de un buen amigo. Dos de ellos, forman parte de una campaña para la prevención del VIH y están realizadas con dibujos animados, uno en versión gay y otro en versión buga (heterosexual). Estos dos retratan la historia del desarrollo humano desde la infancia, hasta el despertar sexual y las posibilidades de encuentros a los que se expone un hombre gay y una chica hétero, en donde el condón es el protagonista de ambas historias y el garante de un largo camino de vida. Son historias donde los factores religiosos están ausentes, por lo que son valiosos para cualquier persona sin importar su credo, y porque se ajustan muy bien a la realidad de la sexualidad humana.

El tercer video, es un cortometraje catalán llamado Back Room y que retrata los pensamientos, los prejuicios, los deseos, los miedos, los anhelos, entre otras ideas, que tenemos los hombres gay, y que se exponen magistralmente en medio de un escenario de la vida íntima homosexual, fiel retrato del closet en el que cierta parte de la sociedad se esmera en que existamos: el cuarto oscuro.

En Back Room se muestran las fuertes discriminaciones que por edad, apariencia y estilo de vida ejercen unos gay contra otros, incluyendo la participación de algunos hombres casados que por no recibir una dulce felación (mamada) en casa, acuden con otro hombre, que como él, reconocen en esta caricia una de las mayores gratificaciones posibles.

Es paradójico que los homosexuales demandemos ser aceptados y no discriminados, cuando al interior de nuestras relaciones practicamos mucho la discriminación por motivos de apariencia, de clase, de raza, de vestimenta, de edad. Y lo que pasa es que estas formas de la discriminación son practicadas por el resto de la sociedad, incluso promovidas por las actuales estructuras en donde aún existen nobles como el caso de las monarquías europeas, o todo tipo de títulos dentro de las jerarquías religiosas, o en los escalafones profesionales y que derivan en que, ver sobre el hombro o arrodillarse, o su equivalente en la oficina, ante el jefe o la figura superior, sea cosa natural.

El que la sociedad sea clasista y discrimine no explica que entre iguales endurezcamos la práctica de la discriminación. Es posible que la conducta se exacerbe por la discriminación original, la que sucede en el hogar de origen. Faltaría conocer el dato de si los hombres gay aceptados desde tierna infancia en su casa, son menos discriminadores, y mejor aún, que los hombres gay criados en hogares con pocos o nulos hábitos de discriminación no son discriminadores.

Yo he creído en un racismo natural, entendido como el espontáneo gusto o rechazo por lo que se parece o lo que te diferencia del otro, sin ninguna connotación de menosprecio, de minusvalía. Recuerdo dos anécdotas narradas por mi madre. Una le sucedió a un niño mexicano, criado entre gente blanca y de ojo claro, que corriendo, alejado de su madre, en el aeropuerto de Los Ángeles, vio, tras doblar una esquina, a un hombre negro, afroamericano. Su susto fue tal que regresó corriendo a las piernas de su madre. Otra sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, en una de las islas orientales en donde hubo un desembarco de marines. Los niños llegaron a sus aldeas gritando que había hombres con ojos blancos. Ese gusto o atracción, o su contraparte, por el que tiene una apariencia diferente a la propia o a la que acostumbras, mientras no externe ninguna opinión de valor, me parece natural.

Ahora bien, volviendo a los dos primeros videos, en donde el condón es la única herramienta de cuidado ante el VIH para cualquier tipo de relación sexual, el ojo observador de mi amigo destacaba lo bien retratadas que están las posibilidades de encuentro y el desenlace de las historias. En la versión gay, el final permanece en una ruta, en un camino, en una vida en movimiento en probable y continuo cambio de pareja. En contraste, la versión buga concluía en el asentamiento en un sitio, el de la casa patrimonio del matrimonio, con una visión de pareja permanente.

Sabemos que la realidad de la pareja hétero unida hasta la muerte se circunscribe únicamente para las familias practicantes de las tradiciones religiosas, por fortuna cada vez menores, ya que la tendencia es a trasparentar todos las variedades de las familias, dejando de existir el concepto de casa chica que antes era la alternativa para esas familias atadas a su tradición religiosa.

Por contraparte, transparentar todas las posibilidades de convivencia, es decir, sacar del closet a las familias homoparentales con dos padres, lesboparentales con dos madres y las posibilidades infinitas, permite que el camino de las uniones hasta la muerte sea ahora factible para el que las quiera tomar. Algunos dirán, para el que las pueda vivir. Así, en un futuro próximo las historias de dibujos animados podrían terminar en el establecimiento de un domicilio para las parejas de personas del mismo sexo, así como el camino, la ruta con posibles varias parejas para las mujeres u hombres que así lo requieran.

Ojalá todos ustedes disfruten y reflexionen con estos tres videos que están bajo las ligas de youtube que les incluí, y comenten la nueva construcción que tengan, de la visión de sus propias vidas y de las vidas de quienes les somos diferentes, porque todos ustedes (los que conozco) son personas que saben construir.