Hoy
vivo distintas circunstancias de las que tenía hasta hace unos meses. Hoy
también recibí tres videos, no nuevos para mí, con la reflexión de un buen
amigo. Dos de ellos, forman parte de una campaña para la prevención del VIH y
están realizadas con dibujos animados, uno en versión gay y otro en versión
buga (heterosexual). Estos dos retratan la historia del desarrollo humano desde
la infancia, hasta el despertar sexual y las posibilidades de encuentros a los
que se expone un hombre gay y una chica hétero, en donde el condón es el
protagonista de ambas historias y el garante de un largo camino de vida. Son
historias donde los factores religiosos están ausentes, por lo que son valiosos
para cualquier persona sin importar su credo, y porque se ajustan muy bien a la
realidad de la sexualidad humana.
El
tercer video, es un cortometraje catalán llamado Back Room y que retrata los
pensamientos, los prejuicios, los deseos, los miedos, los anhelos, entre otras
ideas, que tenemos los hombres gay, y que se exponen magistralmente en medio de
un escenario de la vida íntima homosexual, fiel retrato del closet en el que
cierta parte de la sociedad se esmera en que existamos: el cuarto oscuro.
En
Back Room se muestran las fuertes discriminaciones que por edad, apariencia y
estilo de vida ejercen unos gay contra otros, incluyendo la participación de algunos
hombres casados que por no recibir una dulce felación (mamada) en casa, acuden
con otro hombre, que como él, reconocen en esta caricia una de las mayores
gratificaciones posibles.
Es
paradójico que los homosexuales demandemos ser aceptados y no discriminados,
cuando al interior de nuestras relaciones practicamos mucho la discriminación
por motivos de apariencia, de clase, de raza, de vestimenta, de edad. Y lo que
pasa es que estas formas de la discriminación son practicadas por el resto de
la sociedad, incluso promovidas por las actuales estructuras en donde aún
existen nobles como el caso de las monarquías europeas, o todo tipo de títulos
dentro de las jerarquías religiosas, o en los escalafones profesionales y que
derivan en que, ver sobre el hombro o arrodillarse, o su equivalente en la
oficina, ante el jefe o la figura superior, sea cosa natural.
El
que la sociedad sea clasista y discrimine no explica que entre iguales
endurezcamos la práctica de la discriminación. Es posible que la conducta se
exacerbe por la discriminación original, la que sucede en el hogar de origen.
Faltaría conocer el dato de si los hombres gay aceptados desde tierna infancia
en su casa, son menos discriminadores, y mejor aún, que los hombres gay criados
en hogares con pocos o nulos hábitos de discriminación no son discriminadores.
Yo
he creído en un racismo natural, entendido como el espontáneo gusto o rechazo
por lo que se parece o lo que te diferencia del otro, sin ninguna connotación
de menosprecio, de minusvalía. Recuerdo dos anécdotas narradas por mi madre.
Una le sucedió a un niño mexicano, criado entre gente blanca y de ojo claro,
que corriendo, alejado de su madre, en el aeropuerto de Los Ángeles, vio, tras
doblar una esquina, a un hombre negro, afroamericano. Su susto fue tal que
regresó corriendo a las piernas de su madre. Otra sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, en una
de las islas orientales en donde hubo un desembarco de marines. Los niños
llegaron a sus aldeas gritando que había hombres con ojos blancos. Ese gusto o
atracción, o su contraparte, por el que tiene una apariencia diferente a la
propia o a la que acostumbras, mientras no externe ninguna opinión de valor, me
parece natural.
Ahora
bien, volviendo a los dos primeros videos, en donde el condón es la única
herramienta de cuidado ante el VIH para cualquier tipo de relación sexual, el
ojo observador de mi amigo destacaba lo bien retratadas que están las
posibilidades de encuentro y el desenlace de las historias. En la versión gay,
el final permanece en una ruta, en un camino, en una vida en movimiento en
probable y continuo cambio de pareja. En contraste, la versión buga concluía en
el asentamiento en un sitio, el de la casa patrimonio del matrimonio, con una
visión de pareja permanente.
Sabemos
que la realidad de la pareja hétero unida hasta la muerte se circunscribe
únicamente para las familias practicantes de las tradiciones religiosas, por
fortuna cada vez menores, ya que la tendencia es a trasparentar todos las
variedades de las familias, dejando de existir el concepto de casa chica que
antes era la alternativa para esas familias atadas a su tradición religiosa.
Por
contraparte, transparentar todas las posibilidades de convivencia, es decir,
sacar del closet a las familias homoparentales con dos padres, lesboparentales
con dos madres y las posibilidades infinitas, permite que el camino de las uniones
hasta la muerte sea ahora factible para el que las quiera tomar. Algunos dirán,
para el que las pueda vivir. Así, en un futuro próximo las historias de dibujos
animados podrían terminar en el establecimiento de un domicilio para las
parejas de personas del mismo sexo, así como el camino, la ruta con posibles
varias parejas para las mujeres u hombres que así lo requieran.
Ojalá
todos ustedes disfruten y reflexionen con estos tres videos que están bajo las
ligas de youtube que les incluí, y comenten la nueva construcción que tengan,
de la visión de sus propias vidas y de las vidas de quienes les somos
diferentes, porque todos ustedes (los que conozco) son personas que saben
construir.
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