miércoles, 8 de febrero de 2012

Sin nunca haber entrado a un cuarto oscuro


Hoy vivo distintas circunstancias de las que tenía hasta hace unos meses. Hoy también recibí tres videos, no nuevos para mí, con la reflexión de un buen amigo. Dos de ellos, forman parte de una campaña para la prevención del VIH y están realizadas con dibujos animados, uno en versión gay y otro en versión buga (heterosexual). Estos dos retratan la historia del desarrollo humano desde la infancia, hasta el despertar sexual y las posibilidades de encuentros a los que se expone un hombre gay y una chica hétero, en donde el condón es el protagonista de ambas historias y el garante de un largo camino de vida. Son historias donde los factores religiosos están ausentes, por lo que son valiosos para cualquier persona sin importar su credo, y porque se ajustan muy bien a la realidad de la sexualidad humana.

El tercer video, es un cortometraje catalán llamado Back Room y que retrata los pensamientos, los prejuicios, los deseos, los miedos, los anhelos, entre otras ideas, que tenemos los hombres gay, y que se exponen magistralmente en medio de un escenario de la vida íntima homosexual, fiel retrato del closet en el que cierta parte de la sociedad se esmera en que existamos: el cuarto oscuro.

En Back Room se muestran las fuertes discriminaciones que por edad, apariencia y estilo de vida ejercen unos gay contra otros, incluyendo la participación de algunos hombres casados que por no recibir una dulce felación (mamada) en casa, acuden con otro hombre, que como él, reconocen en esta caricia una de las mayores gratificaciones posibles.

Es paradójico que los homosexuales demandemos ser aceptados y no discriminados, cuando al interior de nuestras relaciones practicamos mucho la discriminación por motivos de apariencia, de clase, de raza, de vestimenta, de edad. Y lo que pasa es que estas formas de la discriminación son practicadas por el resto de la sociedad, incluso promovidas por las actuales estructuras en donde aún existen nobles como el caso de las monarquías europeas, o todo tipo de títulos dentro de las jerarquías religiosas, o en los escalafones profesionales y que derivan en que, ver sobre el hombro o arrodillarse, o su equivalente en la oficina, ante el jefe o la figura superior, sea cosa natural.

El que la sociedad sea clasista y discrimine no explica que entre iguales endurezcamos la práctica de la discriminación. Es posible que la conducta se exacerbe por la discriminación original, la que sucede en el hogar de origen. Faltaría conocer el dato de si los hombres gay aceptados desde tierna infancia en su casa, son menos discriminadores, y mejor aún, que los hombres gay criados en hogares con pocos o nulos hábitos de discriminación no son discriminadores.

Yo he creído en un racismo natural, entendido como el espontáneo gusto o rechazo por lo que se parece o lo que te diferencia del otro, sin ninguna connotación de menosprecio, de minusvalía. Recuerdo dos anécdotas narradas por mi madre. Una le sucedió a un niño mexicano, criado entre gente blanca y de ojo claro, que corriendo, alejado de su madre, en el aeropuerto de Los Ángeles, vio, tras doblar una esquina, a un hombre negro, afroamericano. Su susto fue tal que regresó corriendo a las piernas de su madre. Otra sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, en una de las islas orientales en donde hubo un desembarco de marines. Los niños llegaron a sus aldeas gritando que había hombres con ojos blancos. Ese gusto o atracción, o su contraparte, por el que tiene una apariencia diferente a la propia o a la que acostumbras, mientras no externe ninguna opinión de valor, me parece natural.

Ahora bien, volviendo a los dos primeros videos, en donde el condón es la única herramienta de cuidado ante el VIH para cualquier tipo de relación sexual, el ojo observador de mi amigo destacaba lo bien retratadas que están las posibilidades de encuentro y el desenlace de las historias. En la versión gay, el final permanece en una ruta, en un camino, en una vida en movimiento en probable y continuo cambio de pareja. En contraste, la versión buga concluía en el asentamiento en un sitio, el de la casa patrimonio del matrimonio, con una visión de pareja permanente.

Sabemos que la realidad de la pareja hétero unida hasta la muerte se circunscribe únicamente para las familias practicantes de las tradiciones religiosas, por fortuna cada vez menores, ya que la tendencia es a trasparentar todos las variedades de las familias, dejando de existir el concepto de casa chica que antes era la alternativa para esas familias atadas a su tradición religiosa.

Por contraparte, transparentar todas las posibilidades de convivencia, es decir, sacar del closet a las familias homoparentales con dos padres, lesboparentales con dos madres y las posibilidades infinitas, permite que el camino de las uniones hasta la muerte sea ahora factible para el que las quiera tomar. Algunos dirán, para el que las pueda vivir. Así, en un futuro próximo las historias de dibujos animados podrían terminar en el establecimiento de un domicilio para las parejas de personas del mismo sexo, así como el camino, la ruta con posibles varias parejas para las mujeres u hombres que así lo requieran.

Ojalá todos ustedes disfruten y reflexionen con estos tres videos que están bajo las ligas de youtube que les incluí, y comenten la nueva construcción que tengan, de la visión de sus propias vidas y de las vidas de quienes les somos diferentes, porque todos ustedes (los que conozco) son personas que saben construir.

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