viernes, 18 de mayo de 2012

17 de mayo VS HOMOFOBIA


Chinguen a su madre todos los pinches putos


El 17 de mayo es el Día Internacional para la Lucha contra la Homofobia y la Transfobia, debido a que en esta fecha del año 1990, la Organización Mundial de la Salud excluyó de la lista de enfermedades mentales a la homosexualidad.

Como apenas van un par de décadas, es una ardua tarea la que queda por hacer en el orbe, para que las culturas destierren los siglos de rechazo y discriminación en los que construyeron “justificaciones y explicaciones” médicas y religiosas para perseguir y castigar a las personas que gustan de otras de su mismo sexo, o que se trasvisten o transforman como el sexo opuesto.

Parte de esta tarea es que recordemos todos los antecedentes históricos que la humanidad tiene respecto de la normalidad y la realidad; desde el origen de los tiempos; de las personas memorables que tuvieron una vida homosexual.

Dentro del santoral cristiano católico están varios que datan de tiempos del Imperio Romano donde la vida homosexual en sus ejércitos era normal, pero que al convertirse al cristianismo fueron perseguidos y después de sus martirios, santificados. Ejemplo de estos son: San Nearco y San Polieucto, los dos San Teodoros, San Felipe y San Bartolomé, San Jorge y San Demetrio, Santa Felícitas y Santa Perpetua, San Sergio y San Baco. Estoy sorprendido de haber encontrado estos datos, que imagino cuestionables, pero que sin embargo, tienen hechos en sus vidas que llevan a presumir que fueron homosexuales y lesbianas, unos abiertamente y otros veladamente.

Anterior a los romanos, los griegos dejaron pruebas pintadas, esculpidas y escritas de su vida homosexual. En aquellos tiempos las mujeres eran consideradas un grupo de personas intermedio entre los esclavos y los hombres, por lo que el amor entre iguales, era considerado “superior y de mayor pureza”. Y no porque no vivieran felices los heterosexuales, pero la sociedad de aquella época no sancionaba las relaciones sexuales entre hombres adultos y adolescentes varones, como parte de la formación para las relaciones sexuales. Herodoto, Platón, Jenofonte y Ateneo fueron filósofos que discernieron sobre el amor homosexual.

Y de la historia reciente mexicana Juana de Asbaje (Sor Juana Inés de la Cruz), Frida Kahlo, Salvador Novo, Horacio Franco, Christian Chávez y Enrique Peña han escrito y vivido el amor y las relaciones homosexuales, lésbicas o bisexuales. Es extraño juntar a personas brillantes con las más oscuras, pero es útil el contraste para confirmar que al igual que entre todos los humanos, hay santos y demonios.

Justamente, como acciones de uno de esos demonios, en México el día no fue nombrado al igual que en el mundo, evitando llamar a las cosas por su nombre para no reconocer la problemática que estamos resolviendo. Felipe Calderón decretó el Día Nacional por la Tolerancia y el Respeto a las Preferencias. Ya habrá momento de corregir la negación que a tantos mexicanos convence; suavizar el conflicto, evadiendo el reconocimiento del problema de fondo. Siendo una sociedad clasista, amante de distinguir su rango, su estatus, su raza y demás diferencias, hubiera sido más útil un Día contra la Discriminación.

Una segunda acción, además de reconocer la homosexualidad tan vieja como la heterosexualidad y la bisexualidad, es hablar del tema y tomar posiciones al respecto, por lo que algunos amigos me invitaron a participar haciendo propaganda en las calles. Los puntos de trabajo: Paseo Madero del Zócalo a Bellas Artes y Paseo de la Reforma del Ángel a Niza. Puntos de mucha afluencia peatonal y vehicular.

El uniforme distintivo para protección y para ser visualizados fueron las playeras moradas con leyendas en amarillo invitando a vivir con amor y libertad y la instrucción para abordar a los ciudadanos era una pregunta relacionada con la aceptación o no de la diversidad sexual, por ejemplo: ¿Está usted de acuerdo con las uniones entre personas del mismo sexo?

Si la respuesta era afirmativa la persona merecía como recompensa una pulsera violeta, o un globo inflado con gas helio en particular si llevaban niños, y una mención pública con porras y silbidos que la reconocían públicamente como Persona Incluyente.

Si la respuesta era negativa o de falta de compromiso, como también tanto gusta decir a la gente: cada quien su vida, o a mí no me importa, debíamos entregar un mini cartel informativo que explicaba el concepto de Homofobia = Toda manifestación de rechazo a lo no heterosexual. Y también informaba de ¿Cómo prevenirla o cambiar el prejuicio?

Con los hijos enseñándoles el respeto hacia las personas y a aceptar la diversidad en todas sus formas y condiciones.

Y desde nosotros, abandonando el uso de palabras como “maricón” y “joto” (¿cómo olvidar al joven panista Juan Pablo Castro?).

Como tuvimos oportunidad de trasladarnos en turibús desde el Palacio de Bellas Artes al Ángel, fue una acción adicional el ir gritando las consignas alusivas al día y nuestra lucha, recogiendo saludos de peatones, automovilistas y personas en el transporte público y de turistas a bordo de otros turibuses. Comprendí entonces la difícil tarea de Miss Universo. Obtener la sonrisa y el saludo recíproco de aquellos a quienes sacas de su paseo, de su letargo, de su charla, de su abstracción a base de agitar las manos con el corto, corto, largo, largo y las palmas abiertas la sonrisa a todo. Fue muy divertido y confortante encontrar el amor de todos los ciudadanos que se divertían de vernos y escucharnos.

Tanto en Paseo de la Reforma, como en avenida Juárez, yo escogí dirigirme a los automovilistas. Un poco complicado ajustarse a los tiempos de los semáforos y dirigirse a las ventanillas abiertas para saludar y hacer la pregunta. En cada uno de los puntos encontré a personas afines y en contra de las uniones de personas del mismo sexo, en una proporción de 6 a 4. Entre las personas jóvenes era clara la aceptación y entre las personas de más de 50 años el rechazo.

La nota alta, forte y espeluznante me la dio un señor del tipo gentleman de las Lomas. Auto negro de lujo, ventanilla abajo que ya había escuchado de qué se trataba la manifestación de los de morado y que me saludó con el Chinguen a su madre todos los pinches putos… era obvia su postura, la instrucción era entregarle su tarjeta informativa. Aunque en realidad no me habían preparado para eso y pienso que tampoco el grupo estaba preparado para eso. El hombre tomó la tarjeta para aventarla al suelo de avenida Juárez sin dejar de de insultarnos pero avanzando pues tenía que hacerlo. Una de mis compañeras respondió verbalmente mientras yo me retiré a respirar y beber agua en compañía de mis amigos con quienes comenté lo sucedido.

Volviendo a la labor, regresé a mi cruce de Lázaro Cárdenas y Juárez en tanto observé que el gentleman que ya había dado vuelta sobre el Eje Central y detenido por el semáforo de 5 de mayo no me quitaba la vista. Agité mi corto, corto para recibir como respuesta una mentada con su puño.

¿Cómo reaccionar o enfrentar semejante acto de violencia? Poner la otra mejilla a la cristiana, dejarse vituperiar a la Gandhi o enfrentarlo sin violencia, pero con una acción colectiva de los compañeros manifestantes y demás ciudadanos, que sometiera su soberbia. Hemos visto en la tele, como esas personas que parecen abundar en México y que pertenecen a un estrato socioeconómico con automóvil, son harto difíciles de someter por la policía, aún en frente de una cámara y de la presencia social. El hombre que me insultó se fue encabronadísimo de nuestra existencia y de nuestro actuar. Creo que el señor Sacal, las ladies de Polanco, el gentleman de Portales y éste que conocí, son personas antisociales a quienes la sociedad no les ha dado su lección. Se vale disentir y no estar de acuerdo, pero no les hemos enseñado que la violencia verbal y física hace daño, pues hasta el momento ellos han obtenido defender su estatus, defender sus propiedades y defender sus ingresos. Les dejamos continuar con la excusa de que están enfermos y locos. No tenemos la voluntad de detenerlos.

El temor a la homofobia y su expresión violenta, fue la principal preocupación que ha tenido la familia que me quiere, desde que yo les compartí que soy homosexual. De mi propia familia, los que son homofóbicos, he recibido tolerancia y algo de respeto, aunque poca solidaridad pues sus miedos les impiden convertirse en defensores de mi libertad.

Es tan importante asumir posiciones y tomar partido en la vida, que esa es mi principal invitación, porque sólo a partir de ellas se puede establecer un diálogo constructivo con el que piensa diferente, creo yo. Quienes se escudan en la indecisión, en la indefinición y en la indiferencia son quienes propician que las cosas sigan igual y se degraden, pues aparentemente la capacidad de indignación no la cultivan a partir de que mientras no sean despeinados, serán indolentes al sufrimiento del prójimo.

La tarjeta informativa concluía que ser una sociedad más sana y justa, depende de cada uno de nosotros. Nuestras actitudes diarias pueden hacer un cambio significativo en nuestro entorno para evitar que sigan ocurriendo hechos de violencia o discriminación contra personas inocentes y dignas de respeto.

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