lunes, 24 de junio de 2013

Un fin redondo

Tras cuatro meses de aumento de la tristeza, la llegada tormentosa de la desesperanza y con el soporte de mis amigos y familiares, el último, fue un fin de semana que apuntaló finalmente el retorno a un mejor estado de ánimo, mismo que merece un recuento de las felicidades de las últimas semanas.

Un buen amigo acostumbra ir cada fin de semana al bar a tomar unas cervezas y mirar chicos, el mismo sitio en el que me gusta ir a bailar, y como yo no me atrevo a sacar a bailar a nadie, nos hacemos mutua compañía. Mientras él bebe, yo bailo y los dos contemplamos a la concurrencia. Eventualmente hemos tenido pretendientes para el baile. Esta salida semanal fue un importante soporte durante las grises semanas, en las que hasta perdí el sentido del gusto y los médicos me encontraron un ganglio axilar inflamado, que aún seguirá bajo la lupa para determinar la ruta de acción.

Otro soporte son los grupos de conocidos gay que nos reunimos mensualmente, en donde siempre habrá sonrisas, abrazos, juegos y un buen ramillete de oportunidades para conocer a otras personas. Contadores, psicólogos, ingenieros, fotógrafos, diseñadores, comunicólogos, gente común y corriente. De ahí siempre surgirán relaciones de todo tipo, desde comerciales, profesionales, de amistad, de convivencia, de amor, tormentosas y de enemistad. Vaya que he visto tórridas historias, desgarres de vestiduras y truenes, aunque el espíritu que prevalece es la búsqueda de la cordialidad.

También cuento con otros medios de interacción; para intercambiar experiencias relacionadas con la vihda, ya sea de aprendizaje en trámites médicos, tratamientos, manejo de las emociones, reivindicación de derechos, sexualidad y temas de género;  de donde obtengo soporte. Increíblemente existen además, saludos electrónicos que pese a la distancia física o de oportunidades de tiempo, permiten el desahogo y la escucha, que en esta caso es lectura, a través de las redes sociales y el correo.


Bailando bajo la lluvia

Como entre mis amistades cuento con algunas cercanos a las artes, me llegó la invitación para tomar clases de baile y montaje de ritmos como el Chachachá, el Foxtrot, Danzón, Swing, Mambo y Boogie. Aunque parece lejano, sigue estando dentro mi preciado Circuito Interior Bicentenario a 50 minutos de casa y en metro, 300 pesos al mes, 8 sábados. Esta primera fue de Chachachá, 2 horas sudando la gota gorda en un grupo como de 15 personas y curiosamente, con déficit de mujeres. Es con la Compañía Fonámbules del Teatro en sus instalaciones de Calle 16, esquina Iztaccíhuatl, a dos cuadras del metro Balbuena.

Y también me llegó la invitación para las clases de danza contemporánea, más cerca, en la calle Santa María La Ribera, también los sábados y en 400 pesos al mes, con la propuesta de constituirse en un grupo de nudistas en la danza. Se me enciman, pero haré alguna maniobra para poder terminar el que ya inicié y no atrasarme demasiado en el otro, éste está a cargo de Alebrije, un espacio de arte y cultura para todos.

En otra ocasión les compartí que de mi padre heredé el electrizarnos por la música, de mamá el bailar absolutamente todo, desde ballet clásico hasta la entrada de Los Simpson, todo igual, buen ritmo, mismo paso, cero técnica. Lo que no les heredé, fueron los tamaños para hacer las cosas, pero con los pequeños que tengo, hago mis esfuerzos para vencer las vergüenzas y limitaciones.


Las manualidades

Con motivo de la reunión mensual de uno de los grupos que les cuento, les propuse hacer en el intercambio acostumbrado, uno de tarjetas elaboradas por cada uno de nosotros. La idea no cuajó, pues prevaleció la misma iniciativa de regalar huevos de chocolate con juguete, y para mantener mi propuesta, al chocolate lo acompañé de una tarjeta inspirada en los modelos que encontré en la red. La reunión fue nombrada por el día del Papi, que celebra la sociedad comercial en junio. Elaboré mi tarjetita con la forma de una camisa doblada, con su cuello y su corbata, en una combinación rosa y morado porque en su interior rezaba: para un PapyGay… y con mis generales de localización por si ahí encuentro a un amante de temporada corta o larga, el azar de los papelitos en la bolsa sería quien dictara mi suerte. Si alguien escucha hablar de un nuevo Ramón, es que el amante resultó de larga duración, es güerillo y más o menos de mi edad, todos crucen los dedos, por éste o por muchos otros de esa veintena de chicos que estuvimos tomando café con todo el refill que permite Vips por 30 pesos, con una dona azucarada muy buena.

También tuvimos la perversita idea sugerida por un Juan de semejantes perversiones, que se quejó de mi propuesta para realizar una tarjeta que intercambiar. Él aseguró públicamente que es muy bueno pero para otras manualidades, por lo que lo conminé y ahora comparto en general la idea de que además del huevo, incluyan una tarjeta tipo vale; en donde si no pueden elaborar una manualidad tipo origami, el mundo de cositas o en cualquier otra artesanía; redacten su promesa de trabajo manual de otra índole, para que la aproveche, el beneficiario que el azar dicte, de entre los papelitos en la bolsa. Por si alguien no lo tiene claro, se refiere a una asistencia manual en la obtención de un breve pero sincero orgasmo.

En esas poco más de cuatro horas de convivencia, tuvimos además del intercambio de chocohuevos y las charlas, una intensa sesión de fotos. Seguramente algunos derivaron a bailar al antro, a compartir la cama o a la cita infalible de algunos en la reunión dominical de badmintón.

Yo por mi parte, ahondé sobre una visita recorrido que haría por la Calzada Azcapotzalco, el domingo por la mañana.


De Tacuba a Azcapotzalco

Sin tener datos precisos que he olvidado o jamás memoricé de mis clases de historia, deduzco que el camino entre Tacuba y Azcapotzalco data de antes del 1325, año de la fundación de Tenochtitlan, pues cuando los tenochcas llegaron a la cuenca de México, en las orillas de los lagos ya estaban asentados otros pueblos aztecas, como los de Culhuacan, Iztapalapa, Tlalpan, Tacuba, Texcoco, Cuautitlán y Azcapotzalco.

Debido a que comparto con viajeros que visitan Ciudad de México, a través de una red llamada Couchsurfing.org; proveyendo asistencia en viajes, acompañamiento, hospedaje guía o referencias; y basado en la experiencia de los recorridos de Jorge Pedro Uribe, inventé un paseo sobre esta centenaria Calzada Tacuba Azcapotzalco, en donde además del recorrido de 3 kilómetros podemos apreciar la arquitectura de algunas casas de campo de tiempos porfirianos, con estilo inglés.

Al paseo convoqué a personas de tres grupos diferentes, uno de viajeros y personas que brindan hospedaje, otro de conocidos y otro nudista. Estos últimos, pese a no ser una actividad con nudismo, acudieron a la cita, sumándose a un conocido. Sólo tres chicos y yo, estuvimos puntuales a la cita en la esquina de Calzada Azcapotzalco con Mar Mediterráneo, para comenzar el recorrido del barrio de Tacuba hacia el lugar de las hormigas, Azca (hormiga) potzal (abundancia) co (sufijo de lugar).

Entre las charlas recordamos los momentos de otras reuniones, de otros paseos, de actividades como la Marcha anual del 2012, los hábitos de ligue y encuentro de la reina vitalicia de GNatura, y demás vanalidades propias de la ocasión.

El clima fue benévolo, pues aunque teníamos una semana de lluvias, incluso matutinas, esa mañana de domingo fue sin lluvia, con medio nublado, una alta humedad lo que nos permitió hacer el recorrido en aproximadamente una hora y cuarto. La Calzada, pese a unir dos puntos comerciales y muy antiguos, goza de un tráfico de moderado a ligero, gracias a que tiene paralelas otras dos, la que corre en sentido inverso del centro de Azcapotzalco a Tacuba y que seguramente fue inaugurada para el Centenario de la Independencia, por lo que lleva ese nombre, y la vía rápida radial Aquiles Serdán y que une al Circuito Interior hacia la periferia desde Marina Nacional hasta Puente de Vigas en Talnepantla.

Así, en compañía de Carlos, Octavio y Jaime llegamos al centro de Azcapotzalco para finalizar el recorrido visitando el atrio de la iglesia de San Felipe y en donde nace su única torre a lado izquierdo de su entrada, tiene la silueta de una hormiga roja. Al interior y al exterior del atrio hay placas y esculturas que hacen memoria de que en ese lugar se libró la última batalla de las guerras independentistas, el 19 de agosto de 1821 el insurgente Nicolás Acosta, bajo el mando de Anastasio Bustamante que atacaba Ciudad de México, dirigió con su grupo la entrada a Azcapotzalco, en cuya iglesia se resguardaban las fuerzas realistas en espera de refuerzos que llegarían desde Tacubaya. A punto de terminarse las municiones de los insurgentes y porque era un día lluvioso, el soldado insurgente Encarnación Ortiz, tuvo la idea de rescatar del fango en que estaba, un cañón que definiría el encuentro, mismo que fue muerto tras la proeza que reavivó la energía que finalmente empujó a sus compañeros a librar el último punto de resistencia del ejército realista.

El Mercado de Azcapotzalco, además de mantener su importancia regional, cuenta con una amplia sección de restaurantes de mariscos, por lo que no resultó de nuestras preferencias en ese momento. El retorno lo facilitó el metro desde su estación Camarones, hacia El Rosario unos, y otros hacia Barranca del Muerto o bien en Tacuba, el punto de origen de este recorrido. Ahí surgió la idea de un futuro recorrido para conocer y visitar el Parque Bicentenario, en los terrenos de la cerrada Refinería 18 de Marzo, en donde fueron construidos distintos jardines que representan la diversidad de los ecosistemas de la República Mexicana.


Pambazos para el jalisquillo

Sunday hizo honor a su nombre, y además del Sol, llegaron los demás amigos, Juan y Tony, con un nuevo amigo de Jalisco, Adrián y la misión de conocer las extravagancias de los antojitos chilangos: Tortas de tamal, que ya había probado el sábado y Pambazos, para lo que se me ocurrió volver al Mercado de Azcapotzalco, al único puesto de garnachas que había visto operando una hora antes. Juan y él venían de un largo paseo al Castillo y al Bosque de Chapultepec. Juntos nos almorzamos (ojalá) unas flautas, unos sopes tamaño huarache, un pambazo y una gorda de pollo ¿gorda de pollo?, pues sí, con la misma técnica de la gorda de chicharrón, una modalidad menos pesada en colesterol que las tradicionales.
El domingo y Couchsurfing pusieron una vez más la mesa para revivir y gozar la experiencia de compartir lo que yo sé sobre mi querida Ciudad de México, que por cierto cumplirá 688 años el próximo mes. Esta vez el recorrido matutino tuvo el sentido opuesto y en auto, para recorrer un tramo de la Avenida Centenario, pasar frente a la entrada del Parque Bicentenario y tomar la vía rápida Radial hacia el Centro, hasta Melchor Ocampo para utilizar el Circuito Interior hacia el Sur, pasando al pie del Castillo de Chapultepec y de la Torre Mayor hasta el punto donde la Embajada Rusa nos dio entrada a las actuales colonias Escandón y Condesa, asentadas en los terrenos de la Condesa de Miravalle, descendiente del emperador Moctezuma, cuyos terrenos iban desde Tacubaya hasta la Romita.

A la vez, la experiencia de ofrecer couch permite el intercambio de historias, información y conocimientos diversos. Los teóricos del liberalismo han exaltado la bondad que para la humanidad han tenido los intercambios comerciales y de tránsito de objetos entre los pueblos, las más de las veces, sobreestiman la mercadería y menosprecian el libre tránsito de las personas, que en realidad somos quienes le damos real valor a los intercambios, y justamente por ese cultivo de la humanidad es que los regímenes totalitarios restringen el libre tránsito de personas. Charlas varias, de las simples a las no tanto, pues hasta la reflexión sobre el origen o la explicación de por qué somos homosexuales. Notablemente, una pregunta que pocos heterosexuales se hacen, salvo que sean filósofos innatos o estudiosos del tema.

Justamente esta pregunta reflexión, traída a la palestra por uno de nosotros, cinco hombres gay paseando en La Condesa, me lleva a recordar la consideración que hace unas semanas compartí con Juan. Creo que en un futuro ideal, ya no existirán las personas gay, porque deje de ser importante y absolutamente indistinta la explicación o la definición de esta y de otras identidades.


Una propuesta para el 29 de junio

La identidad gay fue la respuesta generada por los hombres homosexuales que se iban liberando del closet y de los prejuicios, en los que se encerraban y actualmente siguen escondiéndose muchos, por la reprobación social o moral que existe sobre dicha orientación. La palabra es la necesaria respuesta para combatir el colosal desprecio que incluyen las palabras: puto, maricón, afeminado, mariposon, joto o xoto, y muchas otras en el mundo de habla hispana y las que haya en otras lenguas. Incluso es una palabra que toma distancia de la palabra homosexual que tiene un origen médico clínico, de cuando aún era considerada una enfermedad mental. Es por eso que gay es un concepto de identidad con un alto sentido de orgullo, mismo que da la fuerza para afirmarse tal cual es, sin escondites, frente al resto. Un hombre que tiene sexo con otros hombres, es decir, que tiene actividad homosexual, no necesariamente es un hombre gay, pues quizá, frente al ámbito de represión en el que se desenvuelve, la confesión de su orientación sería imposible dentro de su esfera familiar o de amistades, o frente a sí mismo, tal y como yo mismo me fui enfrentando a mi propia aceptación.

Recuerdo que estando en la Cafebrería Voces en tinta, en la calle de Niza, dedicada a la venta de libros y como espacio cultural sobre temas de la diversidad sexual, estando con un amigo y su esposa, yo me definí como un hombre homosexual, pero que aún no era gay, pues aunque ya había salido del closet en algunos ámbitos, no lo compartía tranquilamente con todos. Él me acompañó con la frase de “yo soy hétero, pero soy gayfriendly”.

El próximo fin, está convocada toda la sociedad, a manifestarse el último sábado de junio, a partir de las 11horas, en Amberes y Paseo de la Reforma, en memoria de la represión policiaca y brutal que las autoridades de Nueva York en Estados Unidos, hicieron sobre un grupo de personas, homosexuales la mayoría. Y porque a partir de entonces, las personas con una orientación sexual distinta, decidieron protestar contra todo el sistema establecido, reglas, hábitos, costumbres, leyes, religiones y perspectivas que degradaban en su condición humana, a todas las personas con una orientación sexual distinta de la heterosexual.

La Marcha en Ciudad de México, pese al poder corruptor del mercantilismo, busca recordar lo que ha sucedido por siglos, en los que las personas han discriminado a otras por su orientación, y en la esperanza de que dicho fenómeno sea desterrado. Frente a esas acciones de menosprecio y devaluación, el orgullo da la fuerza para hacerse visible frente a la mayoría, de una forma pacífica y hasta festiva. Ese día a la sociedad tiene que recordársele que aunque seamos una minoría estadística, las personas valemos lo mismo frente a los demás y frente a las instituciones, sin importar su identidad, su orientación sexual o su preferencia afectiva.

Siempre debemos hacer el ejercicio de memorizar que:
    1.     La naturaleza dicta el sexo: hombre macho, mujer hembra o intersexual.
    2.    La cultura sugiere el género: lo masculino, lo femenino y lo unisex
   3.    La persona decide de nacimiento su identidad de género: gay, transgénero (hombre en cuerpo de mujer, mujer en cuerpo de hombre), intersexual, contrasexual todos somos personas.
    4.    La orientación de las personas es: Heterosexual, homosexual, bisexual, asexual o pansexual.
    5.    Las preferencias sexuales son libres y pueden cambiar: Oral, anal, vaginal, y las que cada quien prefiera, misionero o kamasutra, nudista, tradicional o trasvesti.


Ojalá el contingente de personas gayfriendly crezca, pues necesitamos de todo su apoyo para ampliar las garantías a todas las personas en todo el país. Hay cambios en las leyes que tienen una cobertura local, y que solamente por medio del Poder Judicial de la Federación están logrando la cobertura nacional, sin embargo, aún falta facilitar la vida de las personas intersexuales y transgénero, en cuestiones tan elementales como sus registros de nacimiento y sus identificaciones oficiales. El reconocimiento de los derechos de las minorías, jamás va en detrimento de los derechos ya reconocidos para la mayoría, como algunos torpemente creen. Si lo que necesitamos son votos mayoritarios en los Congresos Locales y en el Congreso de la Unión, requerimos del amplio apoyo de las personas gayfriendly, para que se sumen este sábado. No olviden, la cita es a las 11am en la esquina de Amberes y Paseo de la Reforma.

viernes, 21 de junio de 2013

La tarea de Oscar, un buen amigo que hace estudios de género.

¿Cómo impactó la homofobia en sus vidas?
¿Cómo impactó la homofobia en sus cuerpos?

La primera lección clara que recuerdo, fue a los 4 años y me la dio mi madre desde su homofobia. Eran días tristes, cuando recibimos la noticia de la muerte de mi padre, aunque no era un hombre siempre presente, pues vivía en San Luis Potosí.

Yo jugaba a la faldita con la capa negra y listones de colores que usaba en la estudiantina de mi jardín de niños. Mi madre sin violencia ni aspaviento, con toda tranquilidad y amor me comunicó su miedo.

Gabriel, si tú juegas así fuera de la casa, la gente no lo podrá entender y es probable que te ofendan o se burlen de ti. Cuando juegues con la capa a modo de falda, házlo dentro de casa.

Lo que sucedió enseguida, fue la prueba de que tenía razón. Mi hermano mayor, hijo de otra mujer, llegó a casa por algún objeto o alguna indicación relacionada con la sucesión de mi padre, y mi madre aprovechó para contarle lo sucedido conmigo y mis juegos a las faldas.
Cuando me encontré a mi hermano, me comentó en tono de sorna: Con que te gusta jugar y ponerte faldas…

Mamá me había mostrado, que aún dentro de casa tendría amonestaciones a mis actitudes feminizantes. Es probable que mi madre haya vivido en esos días un estado de miedo, al saberse sola para enfrentar mi crianza, sin un hombre en quién apoyarse para mi guía.

Desde ese momento y hasta mis 38 años siempre tuve mucho miedo de que “se me notara”, aunque siempre he sido poco masculino, en mucho la copié a ella, quien contrariamente era muy poco femenina.

Durante la escuela primaria y secundaria, fui “ofendido” con las palabras maricón y puto, debido a que no participaba en contiendas deportivas. Mi sedentarismo y falta de interés en las actividades físicas, no la relaciono particularmente con la homofobia familiar. Hoy, mi vínculo al ciclismo urbano, tiene un estrecho lazo emocional con mi padre, quien fue un hombre muy activo físicamente, pues fue boxeador y militar. Él, hacia mis 3 años, me regaló la primera bicicleta que tuve. Hoy realizo el ciclotón mensual, como una actividad que para mí significa hacer un esfuerzo físico y concluir un reto, ambas las he visto como masculinas, aunque no necesariamente lo son. Las relaciono con mi padre.

En la adolescencia imaginé las ventajas de no haber tenido padre, pues lo imaginé intolerante y contrario a mi forma de ser. Ignoro si hubiera sido homófobo. Curiosamente ambos fueron muy amigos de un compañero, primero discípulo de ellos, que fue un hombre homosexual que falleció a causa del vih, y a quien mi madre quiso mucho, aunque ignoro si mi padre sabía esto de su amigo.

A esa escena con la falda, entre mi madre y yo, atribuyo mi decisión de vida, de reprimir lo que sentía y haberme esforzado por ocultar mi homosexualidad con un enorme temor a mis expresiones femeninas.

Todo esto, deriva en un problema general de aceptación de mi persona. A esta carencia atribuyo que soy poco asertivo para no negociar la protección con condón, bajo la premisa de ser aceptado y de buscar mantener el vínculo con el chico que se resistía al uso de la protección. También la relaciono con la falta al cuidado de mi cuerpo, en el plano nutricional y de actividad muscular.

De ahí en más, no tengo recuerdos de una homofobia sistemática, incluso aprendí el respeto y la tolerancia, pues mi familia sabía de tíos homosexuales y bisexuales, aunque no los frecuentábamos, por lo que además de discretos, jamás fueron importantes sus vidas por ese aspecto, siempre fueron más importantes por sus oficios y por las relaciones afectivas que cultivaban con nosotros y demás familiares.

Fue hasta mi salida del closet, en 2010 a mis 38 años, que tuve el particular rechazo de una prima con quienes nos quisimos mucho en nuestras infancias. Somos de la misma edad y ella cultiva su religión católica. De ella no recibí aceptación, sino muy claramente expresado su miedo. Me pidió no tener muestras de afecto con otros hombres, delante de sus hijos. Me envió textos de católicos que aceptan a los homosexuales, siempre y cuando sean célibes. Y finalmente, de haber sido yo un hombre confiable para ella antes, pasé a ser un probable mentiroso digno de ninguna confianza. La relación está fracturada, pues aunque yo quise comportarme comprensivo de su miedo, ella no bajó ni un ápice la guardia respecto de su desaprobación hacia mis propuestas y nuevas luchas por la igualdad frente a las leyes y contra la discriminación de la que los homosexuales somos objeto en la sociedad.

Yo comencé a liberarme, a raíz de la muerte de mi madre, por lo que ella no fue testigo de todo lo que he descubierto y vivido. De un proceso de rebeldía que había comenzado a mis diez años, negándome a ir a la escuela, durante la adolescencia me convertí en un hijo disciplinado y colaborador, decisión que tomé, o mejor dicho, que actué; porque no lo recuerdo como una decisión consciente; desde un proceso de psicoterapia en el que estuve de los 12 a los 15 años.


Con sorpresa he visto que la lucha contra la homofobia interna, está muy estrechamente relacionada con los argumentos y acciones que fundamentan y se toman desde el feminismo y la equidad de género. De mi madre y sus amigas, recuerdo discursos, charlas y mesas redondas, en donde los temas que reivindican los derechos de las mujeres, son los mismos que nos llevarían a los hombres homosexuales a desterrar la misoginia y las conductas de homofobia, puesto que las mujeres y los homosexuales surgidos en una sociedad machista, tienen en contra el mismo factor: la jerarquía masculina y de los hombres, por encima de lo femenino y de las mujeres, cuando a final de cuenta, ambos son humanos y sus cosas igual de valiosas.

domingo, 9 de junio de 2013

Nudismo sinergia ciclismo

Por veces, entre "revolucionarios" o personas de "izquierda" suele darse una competencia que tiene que ver con quién lo es más o quien tiene más clara su consciencia de clase, y su responsabilidad y efecto en la transformación de la injusta realidad.

En esas suelen emitirse descalificaciones al por mayor. Unos valoran tal o cual acción "más inteligente" que otra, que me hace recordar la devaluación que le atribuían al uso de zapatillas en una marcha contra la homofobia, o bien elegantemente y con sarcasmo, suelen ser reconocidas las propuestas de la izquierda "moderna" o "floraciones del neoliberalismo" a algunos movimientos de protesta coptados por el propio neoliberalismo.

Y es que el sistema capitalista no cesa en voltear cualquier crítica en su favor. Así, los movimientos en pro del ambiente impulsan hoy modas que distinguen a las personas en nuevas categorías sociales, alejándolos como es conveniente de la consciencia de su propia clase, en la que sólo son vistos como consumidores y trabajadores, para el sistema de cosas.

Luego entonces, cuando promover el uso de la bicicleta para sustituir el automóvil era una postura de cambio radical para eliminar el consumo de energía fósil, hoy se ha vuelto el ariete del individualismo capitalista. Tal y como los autos representaron "bienestar", "poder" y distinción o la posibilidad de diferenciarse de la mayoría peatona, hoy la bicicleta cuenta con modelos de lujo y super lujo, incluso acercándose al sistema de consumo de energía fósil a través del subterfugio de ser eléctricas, como si las generadoras de electricidad no quemaran carbón o gas.

Hace una década en que comenzaron a realizarse movilizaciones en pro del uso de la bici y para hacerse visibles frente al automovlilista, una estrategia "atrevida" e innovadora, fue la realización de rodadas con ciclistas desnudos, para mostrar la vulnerabilidad con la que circula una persona a bordo de una bici. Fueron movilizaciones menores, con centenas de participantes, en un principio decenas, que resultaban por lo mismo llamativas para los medios, y lograban cierto efecto en la opinión pública, muy gradual.

Pero la izquierda "moderna" que ha gobernado la Ciudad de México en 3 lustros, impulsó el negocio de las bicis compartidas, y estableció un programa de impulso en el uso de ellas a través de los paseos dominicales y el ciclotón mensual. Medidas que han sido muy bien recibidas, pese al enojo vial que los automovilistas viven en esos horarios.

También esta izquierda "moderna" se apoyó en el ariete gayfriendly, modificando leyes que consiguen el anhelo constitucional de igualdad para todos los ciudadanos sin distinción por orientación sexual, que sin alcanzar una madurez social en el que el respeto fuera una realidad para la sana convivencia con las personas de la diversidad sexual, han generado una imagen de "vanguardia y progreso social" que no es desdeñable, pero al que le falta mucho para serlo, pues los crímenes de odio y los casos de discriminación racial y de otras, siguen sucediendo como algo cotidiano entre los mexicanos que residen en la capital.

Esta combinación de "mayores libertades" y mandato gubernamental para desalentar el uso de autos, dio lugar a que la Rodada Mundial de Ciclistas Desnudos (WNBR) 2013 tuviera un crecimiento al doble en el número de participantes.

En mi percepción fue notable la presencia de un mayor número de los nudistas que yo conozco personalmente, integrantes de la población gay y que quisieron sumarse a la rodada, por la posibilidad de experimentar su gusto, aunque el objetivo inicial de la rodada es hacer visibles a los ciclistas y su vulnerabilidad frente al automóvil.

También, en mi percepción fue el número de usuarios de EcoBici; que lleva poco más de dos años de funcionamiento con un aumento en su cobertura; lo que contribuyó a que se sumaran un mayor número de participantes de clase media alta, si es que esto es posible, pues la clase media es el gran hechizo capitalista para confundir a los desposeídos.

Un cambio cualitativo que percibí fue una mayor apertura y una mayor visibilidad de la población al desnudo humano. Es decir, las tres paradas que se hicieron, primero previo al arranque sobre Paseo de la Reforma y la presencia de la Feria de las Naciones y su público, luego el alto para reagruparse en Eje Central, frente al Palacio de las Bellas Artes, luego frente al Palacio del ayuntamiento en el Zócalo y finalmente en la Plaza Río de Janeiro en la colonia Roma, esta vez, no vi expresiones de rechazo y enojo frente al desnudo, que si me habían tocado en rodadas pasadas. Y me atrevería a decir que la participación de familias completas pudo ser el factor que esta vez detuvo las reacciones agresivas, pues iban dentro del contingente de más de 3mil ciclistas, algunas madres desnudas con sus hijos también desnudos, y otros padres con sus hijos en sus propias bicicletas, conviviendo con los hombres adultos que desnudos suelen ser la mayor "afrenta" a la sociedad.

De pronto imaginé que la rodada mundial de ciclistas al desnudo, está contribuyendo a que los nudistas salgan a los espacios públicos, con el mismo derecho que los vestidos. Esta vez, aún escudados en el movimiento de ciclistas urbanos, pero que puede servir de sinergia.

También creo que el gobierno de la ciudad y los organizadores de la rodada, pueden verse rebasados en un futuro, pues el mayor número de ciclistas y el ámbito de libertades formal, han propiciado que la WNBR duplique en un año los participantes. Fue notable para mí que en la rodada tuviéramos un cuarteto de ciclistas pertenecientes a la policía capitalina, pero que iban vestidos de civiles y con ropas coloridas. Coordinados con el grupo de policías en moto y en patrulla, que se comunicaban a través del enlace Cobra con los organizadores de la rodada. Incluso alguno de los organizadores llegó a afirmar a gritos, que la Secretaría de Seguridad nos había "permitido y facilitado", el ocupar carril y medio del Paseo de la Reforma, como si el derecho a manifestarse y a transitar fuera una concesión. También existió un aviso de 40 minutos para convivir al desnudo en la Plaza Río de Janeiro, y un cierre de la fuente,  que en otros años había merecido una rechifla, pero que esta vez fue aceptado como parte de los usos y costumbres de la autoridad para poner fin a la "celebración", al mismo tiempo que un sobre vuelo del helicóptero de la SPP.

En fin, es cierto que la protesta, la propuesta, la revolución, la evolución, la crítica, el ejercicio de libertad, tiene toda una gama de matices y grados, resultado de la consciencia de muy pocos y de las estrategias que el sistema económico y el sistema de poder van creando, minando, coptando, recreando, combinando y finalmente permitiendo, pues creo que la tendencia de los gobiernos, obviamente, es la del control social y de la represión llegado el caso, no sea que los nudistas tomen las calles y no se circunscriban a sólo pedalear un día al año, y así... cualquiera que revolución proponga.


lunes, 3 de junio de 2013

México danza, al desnudo

La primera vez que supe de la danza contemporánea, fue cuando mi prima Rosy estuvo haciendo sus estudios de danza en Cedart y en la Escuela Nacional, yo tenía unos 12 años. Fue entonces que aprendí que una mujer, Isadora Duncan, había propuesto una reforma o un nuevo estilo a lo que por un siglo había sido considerada la danza culta, la danza clásica.

No estoy ilustrado de fuente directa, sino de las conversaciones familiares de esos años de escuela. La danza clásica suele ofrecer una imagen de elegancia, rigidez o firmeza, movimientos marcados, estilizaciones corporales. Recordaba como una característica muy evidente, el uso de las puntas en los pies, para lo que los bailarines utilizan zapatillas especiales que les permitan elevarse sobre sus dedos, a costa de duros esfuerzos, hartos ejercicios de fortalecimiento y hasta fracturas por el estrago al límite de las capacidades corporales. Otra característica era, que jamás los cuerpos se acostaban sobre el escenario, por el contrario, había un gran interés por levantarse y despegarse de él con saltos, piruetas, cargadas, giros que dieran la imagen de ligereza y liviandad a los cuerpos. No se si forme parte de las características de la danza clásica, pero también por sus historias, los vestuarios representan hadas, seres mágicos, animales, reyes y princesas, historias alejadas del erotismo y de la sensualidad sexual de los cuerpos, por lo que parece un arte recatado pese a tener mayones y ropas ajustadas que no ocultan la figura humana.

En esas charlas se dijo que Isadora Duncan propuso quitarse los corsés, alejarse del uso de las zapatillas, hacerlo descalza o con el menor soporte posible e incluso desnuda, haciendo total contacto con el escenario, rodando en él, arrastrándose en él y no sólo mantener la dinámica de alejarse para saltar y simular volar.

Hoy confundo los estilos, entre la danza clásica, la contemporánea y el jazz, y es que dentro del repertorio del ballet clásico han surgido obras nuevas que no refieren a los autores anteriores al siglo XX, y por veces baso mi observación en si se acostaron o no sobre el escenario, o en la aparición de una zapatilla de puntas.

La propuesta de danzar desnudos, no generó mucho eco o por lo menos no alcanzó mayor popularidad, supongo yo que por complicaciones para los bailarines, pero principalmente por el rechazo social a ver genitales al vuelo. También vi cómo las coreografías sensuales, de representaciones erótico sexuales que se permiten o facilitan en la danza contemporánea eran entendidas por la audiencia con excitación por un lado, cosa natural, pero con el prejuicio de que era algo subido de tono como para ser expuesto en una Casa de la Cultura, de esas que cada municipio tiene.

En mi gusto personal, he preferido la danza clásica, quizá porque sea música con la que estoy más familiarizado y por conocer las historias por ella representadas.  Las obras de contemporáneo, son desconocidas por mí en cuanto a música e historia, ignorancia pues.

Y sin embargo, ser espectador del ballet es una experiencia muy distinta de ser protagonista. Nada que ver estar sentado en butaca echando la lonja, con el esfuerzo, la disciplina, el rigor y la preparación que tienen los bailarines de cualquier estilo. Ser bailarín es toda una profesión, una forma de vida.

El grupo nudista en el que participo, tuvo a bien ofrecernos por un par de horas, la experiencia de hacer una secuencia de movimientos bajo la instrucción de un experto bailarín. Obviamente, al estar desnudos, estaríamos dentro de la propuesta de la Duncan, jajaja, así que una veintena de chicos nos dispusimos a jugar a ser bailarines por un rato.

La reunión fue en el Centro de la Diversidad, lugar de arte, cultura y reflexión sobre temas de la diversidad sexual, que está en la calle de Colima a diez metros de la avenida de los Insurgentes. En un salón de duela y con espejos, nos dispusimos a seguir las instrucciones para ir reconociendo que teníamos cuerpo, pues cada una de sus partes debieron hacer caso a la postura y tensión sugeridas para hacer flexiones, estiramientos, movimientos circulares, pendulares, desplazamientos, saltos. ¿Quién se acuerda de que para dar un salto, o un paso, tenemos que estirar acá, flexionar allá, en particular orden? claro, si es que no queremos tropezar o lastimarnos. Menos lo va a recordar un servidor que se la pasa frente al ordenador más de 10 horas diarias.

Así pues, con el apoyo de los espejos, con la guía del bailarín y la energía de 20 hombres desnudos en el aula, nos dispusimos a hacer cada una de las progresiones o series de movimientos. De la crisma al juanete recibimos instrucciones para cada una de las partes intermedias, mirada al frente, bajar la barbilla, extender brazos o ampliarlos como un óvalo a nuestros costados, sin subir los hombros, estirarnos hacia arriba, bajando el cuerpo, alineando los pies en paralelo, apretando el vientre para no meter los glúteos, y de ahí pa'l real.

Luego a aprender a dar saltos sin hacer ruido, en un piso de duela. Pues ahora si que se puede echar el brinco y en silencio, sin jadeos ni gemidos. Primero hay que poner los pies en paralelo, juntos, pero que talones y puntas dibujen paralela perfecta, para flexionar rodillas y tomar impulso para levantarse del suelo en un salto, poniendo en puntas los pies durante el vuelo, para aterrizar igualmente en punta y así, lograr reducir el ruido. Así chicos, que cuando quieran echar brinco sin que nadie se entere alrededor, sólo pongan en punta los pies paralelos, verán que su orgasmo es inaudible.

Una segunda parte de la clase de danza al desnudo fue la de hacer evoluciones con brazos y saltos, a la vez que cubríamos un trayecto en diagonal por el salón. Uno a uno, y nuestro profesor, que nos ponía la muestra, comenzaba a palmear para marcarnos el ritmo y el momento de cambio en la evolución. Un poco antes, el primero, fue hacer una carrera alrededor del salón, con paso de bailarín. ¡Qué bonito fue ver el cuerpo del profe deslizarse con su porte y ligereza! Oh, qué contrastante fue vernos a cada uno de los participantes, que sin mayor formación que ir a bailar al antro, dimos la misma carrera. Cada uno con su fisiología ósea y muscular, tuvo su propio pazzo, unos ligeros, otros muy masculinos cuales rancheros a galope, y yo con la dificultad de calcular velocidad, peso, freno en curva... un gordo que no sabe calcular aún los metros que requiere para detener su marcha. Es más conocida por mí, la distancia que debo usar para frenar mi auto de media tonelada, con el pedal, pero mis 80 kilos... toda una práctica que falta.

Pues en menos de una hora, con el solezaso poniente entrando por la ventana y tras estos esfuerzos de párbulos de la danza, los cántaros de sudor nos goteaban por cuanta punta tiene el cuerpo, ya fuera nariz, codos, dedos, penes, etc.

El cierre de la clase fue, generar evoluciones libres, para formar al centro de la sala, conjuntos escultóricos con nuestros cuerpos entreverados, entretejidos, enlazados, que pasado el instante, cambiaban de forma para reorganizarse en una nueva creación. Chichi, pelo, nalga, pito, brazo, torso, pansa, ombligo, una sola masa humana, generando imágenes que nos alegraron el espíritu, difícilmente a la pupila de otros, pues no quedó registro en foto o video, pero sí en el colectivo de esos 20 hombres nudistas, del México que danza.