sábado, 27 de agosto de 2011

A favor de la mejor Realidad en los Medios


 En 1996 surgió una propuesta de A favor de lo mejor en los medios, y lamenté que dicha iniciativa estuviera coja, tuerta y sorda al haber elevado una serie de críticas mochas en el más amplio sentido de la palabra. La creí perfectible. Mis amigos con ternura vieron mi ingenuidad porque yo creí que ese proyecto podría ser renovador y progresista. Ellos me aseguraron que no era una auténtica iniciativa ciudadana, y que estaba respaldada por un grupo empresarial ligado a la alta jerarquía religiosa y política mexicana.

El tiempo pasó y por fortuna la nominación de esa asociación se desvaneció de las pantallas cuando las televisoras quisieron jugar su propio concepto de Señal con Valores.

Hace unos diez días, en una reunión familiar me hablaron sobre un programa de televisión que hacía análisis de medios, de todo tipo de pantallas, nacionales, extranjeras, de señal abierta y de paga. De pronto recordé la promesa incumplida de Ventaneando, en donde proponían que haciendo réplica de lo que los televidentes vivíamos en las salas de nuestras casas, ellos harían un ventaneo a todas las producciones para hacer la crítica, reseña y comentario. En términos marxistas o zapatistas, era el ejercicio de la dialéctica, tan necesario de practicar entre los individuos y en las sociedades, para enfrentar cualquier proceso de aprendizaje, de manejo de la información y con él evitar la enajenación de nuestras mentes. Era una sugerencia muy sana, la de detener el proceso de la caja idiota, en el que ella monopoliza el flujo de la información e impide que el auditorio haga reflexión y análisis.

Hoy ya sabemos en lo que derivó Ventaneando y cabe aclarar que yo lo disfruto mucho, y no por sus chismes replicados por casi todos los programas de su especie, sino porque me divierte la capacidad que tienen para reseñar anécdotas propias de los conductores, su humor y sus capacidades. He visitado otros similares y no logran despertar en mí la misma química.

Viene a cuenta lo anterior, porque el titular de ese programa de análisis Alta Definición en Azteca 40, Álvaro Cueva, fue integrante de Ventaneando Millonario, temporada que disfruté mucho por la canción, por el estribillo del premio que otorgaba ¡Un millón de dólares!, por las y los ventanets y que tuvieron ropa de gala durante un mes.

Si bien el perfil del señor Cueva es menos superfluo que el de la Chapoy, y más crítico, su estilo me ha mantenido lejos de ser su telespectador, aún y cuando trabajó para CNI y en su emisión dentro de Milenio TV. Me sigue llamando más la atención el esquema de diálogos que ejerce el equipo de la señora del chisme, que el monólogo a grito globero del ex gordito.

La referencia de Alta Definición en la reunión familiar fue porque ahí se había nominado a Anahí como la actriz más connotada de las telenovelas, según la votación a la que semanalmente convoca Álvaro. Nos parecía muy extraño el resultado, pero de alguna manera era el retrato de la audiencia de ese señor, en cuanto al rango de edad y a la mayoría de los mexicanos victimados por Televisa. Por esa recomendación, traté de ver los últimos programas que están en la videoteca virtual de Proyecto40, y digo que lo intenté, porque no aguanté sus larguísimos conteos, que sin embargo tienen el valor de ser el resultado de la participación de su audiencia, generando así, de alguna manera, un ejercicio de diálogo entre los espectadores y la televisión.

Ya en otros textos les he confesado la gran admiración que tengo por las producciones de Argos Comunicaciones y por la satisfacción que me inspira la existencia de la televisión pública en el mundo.

Hoy se entrelazan los comentarios de Álvaro Cueva, que entre su audiencia tiene a mis amigas queridas y las producciones de Argos Comunicaciones, que en los últimos tiempos han estado al aire a través de Cadena 3: Las Aparicio, El sexo débil, El octavo mandamiento y Bienvenida Realidad que este fin, emitirá su último capítulo.

Desde un principio, la productora Argos, fundada por periodistas, se comprometió con ofrecer contenidos realistas de alto contraste con los melodramas a los que México estaba acostumbrado. Mirada de mujer abordaba el renacer de una mujer madura después del término de su matrimonio y con ella el renacimiento de su propia familia, incluyendo a su infiel ex marido. Nada personal construyó una ficción político policiaca que retrató los hábitos del poder político mexicano. Tentaciones fue un proyecto trunco que pretendió acercarse a una reflexión sobre el celibato de los sacerdotes y que enfrentó la represión de la libertad de expresión a través del chantaje económico dictado por los patrocinadores.

Hoy El octavo mandamiento repite la hazaña de recrear, a partir de la vida nacional, una ficción que retrata nuevamente los hábitos del poder político mexicano. Sorprendentemente, seguro no, suceden en tiempos de agotamiento. La primera teleserie estuvo al aire bajo los últimos años de la dictadura del PRI y esta segunda en el momento en que el segundo sexenio del PAN en Los pinos nos tiene amedrentadísimos en medio de la Guerra contra el Narco, al grado que hay vientos que prefieren volver al pasado.

En un renglón innovador, la productora de Epigmenio Ibarra incursionó en la factura de una teleserie juvenil, y lo hizo con una ficción que por título daba la Bienvenida a la Realidad llevada a la pantalla haciendo un retrato de la vida actual y cotidiana de los jóvenes mexicanos. Sin ser perfectos los logros del equipo de trabajo de Argos, sus avances son de reconocerse, pues lo hacen sin la capacidad económica de las televisoras líderes en la producción de este tipo de programas. Así, con estos antecedentes, Bienvenida Realidad alcanzó la décima posición en la votación convocada por Álvaro Cueva lo que confirma que la audiencia de Alta Definición está conformada por un público juvenil que calificó a Soy tu fan, en el lugar veinticinco. Este conteo incluyó teleseries nacionales y norteamericanas transmitidas tanto por señal abierta como por televisión restringida.

Hoy quiero manifestar mi alegría porque los que realmente estamos A favor de lo mejor en los medios, finalmente ejercemos nuestro derecho a la crítica y a la libertad del consumo de lo que es bueno para nosotros. Así, contamos con los contenidos múltiples necesarios para una sociedad diversa. El surgimiento de este tipo de televisión está directamente relacionado con la diversificación de señales, en específico de la televisión gratuita. Por ello cabe recordar sin olvidar que si queremos mejorar los contenidos, también debemos comprometernos con la eliminación del duopolio televisivo, por lo que tenemos que exigir que las asignaciones del espectro de frecuencias televisivas se distribuya entre más de dos empresas de televisión.

Ojalá pronto diéramos la Bienvenida a una nueva Realidad para la televisión mexicana, con un impulso a la televisión pública y el desmembramiento de las dos televisoras. Bienvenida Realidad nos ofreció historias sobre el uso de las drogas, de forma recreativa y de manera destructiva, sobre el embarazo en adolescentes y la oportunidad de que informados decidan con consciencia al respecto, las lecciones para erradicar la discriminación surgida de la ignorancia, la construcción del respeto como un valor superior al de la tolerancia, la responsabilidad madura que tiene como consecuencia la libertad ansiada por los espíritus jóvenes.

Muchos más temas como el ejercicio responsable e irresponsable de la sexualidad, el manejo de los duelos por la pérdida de seres queridos, el origen en el desamor de los desórdenes alimenticios y de la violencia, la exaltación de la valía del individuo por lo que posee en su interior y cómo lo utiliza en sus relaciones humanas. Son una parte de la enorme lista de contribuciones que hizo a la pantalla esta teleserie, cuyo posicionamiento entre las 10 mejores de toda la televisión vista en México contó más que con votos, con cartas de amor como lo afirmara Álvaro Cueva en su programa: http://proyecto40.tv/#s=videoteca&ss=v&id=4&vid=1_td3kiucn

Y porque lo que faltaba era mi carta de agradecimiento, he la aquí. (¡Oh! Por fin encontré en el diccionario de la Real Academia de nuestra lengua cómo se escribe esto de he me aquí o he la aquí: he –adverbio del árabe hispánico há y este del árabe clásico hâ que unido a aquí, ahí y allí, o con los pronombres me, te, la, le, lo, las, los, se usa para señalar o mostrar a alguien o algo)

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